Brrrr… Hoy tengo un apetito voraz… Es curioso. Hace unos años no comía tanto. Estaré “gestando algo”. Jeje… el desayuno es la comida más importante. Siempre lo han dicho. Aunque yo no tengo mucho problema con eso: cualquier hora es buena para comer. Para engordar. ¿Engordar? Bueno, eso habría que discutirlo -¿dónde habré dejado los cubiertos?-.
¿Acaso engorda un agujero negro? Porque si se trata de acumular gran cantidad de masa en un espacio muy compacto… engordar, engordar, lo que se dice engordar… Pero, ¡por toda la materia oscura, qué hambre más grande tengo! Me voy a colocar la servilleta al cuello que luego me pongo perdidito…
En realidad eso de comer no me había gustado tanto hasta ahora. Antes, en mi vida pasada (anda que… ¡¿lo tengo que explicar todo?!)… Antes yo era una estrellota, una estrella masiva. Las hay enormes, mucho mayores, pedazos de estrellas que, se supone, pueden alcanzar hasta 300 veces el tamaño de la estrellita esa que os alumbra. Pero esas tan gordas viven la vida loca, porque son tan grandes que lo bueno les dura poco… las pobres… ¡Boom!
Bueno, volviendo a mí, (que soy el centro de esta conversación unilateral) no es que yo fuera un monstruo, pero vamos, con unas veinte veces la masa del Sol, grande era.
Hasta que pegué el reventón.
Hijos, qué le voy a hacer. La materia evoluciona. Y a mí me toco pasar de ser estrella masiva a ser un agujero negro. Podría haber acabado como una estrella de neutrones, pero no… Me tomaba un par de planetoides de tapa. Pero, por todos los asteroides, ¡qué apetito tengo! Mira, yo no sé si lo que está orbitándome por ahí (lo veo por el rabillo del ojo) es mi estrella compañera o son restos de la explosión, ¡pero que no se acerque que me lo trago! El salero… ¿dónde está el salero?
Tengo que reconocer que, tras el estallido, he sufrido una ligera pérdida de memoria… Hay muchos datos de mi vida pasada que no recuerdo ni por asomo… Tampoco es que me preocupe mucho. Me han llamado de todo, pero desde luego el último nombre es de lo más curioso: SN1979C. Como si yo no supiera cómo me llamo… -pues la verdad es que no me acuerdo…-
No es que tenga problemas de personalidad… Ni de doble personalidad… Es que, aunque parezca que tengo una larga vida a mis espaldas no paran de decirme que soy un chaval. Tan viejo… y sin embargo tan joven.
Inspirado en la noticia del diario El País “Un joven agujero negro en nuestro vecindario cósmico”, por A.R./Madrid
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Versión sonora del cuento «Y sin embargo, tan joven» en ivoox:
Música de la introducción: Lee Rosevere, tema “Planet F” del álbum “Trappist 1”. Bajo licencia Creative Commons. Música del cuento “Y sin embargo, tan joven”: Podington Bear, tema “A1 Rogue”, del álbum “Brooding”. Bajo licencia Creative commons